|
|
�POR
QU� LO HACE?
<>
Herencia
cultural:
Muchos expertos sostienen que la violencia dom�stica se origina en la creencia
cultural y social de dominaci�n del hombre sobre la mujer. Seg�n esta creencia,
los hombres tienen permiso para controlar a la mujer usando cualquier medio,
incluso la violencia.
Pegar a la mujer estaba permitido hasta hace muy poco en todos los pa�ses.
Ella era una posesi�n del marido, al igual que los hijos. "Tu pega a tu
mujer cada d�a, que ella sabr� porque lo haces" (sentencia �rabe).
Los hombres maltratadores creen tener el derecho de asumir autoridad sobre
su pareja y que el papel de ella es el de ser su subordinada. �l tiene derecho
de imponerle una disciplina: "Una buena mujer puede cambiar a un hombre,
un buen hombre cambia a una mujer".
Hay prejuicios sociales latentes dif�ciles de erradicar: se da por supuesto
que frente al hombre, la mujer suple su falta de inteligencia con astucia;
en los medios de comunicaci�n se la asocia a temas fr�volos o "de mujeres";
laboralmente todav�a est� discriminada en cuanto a acceso al trabajo, sueldo
y categor�a.
No tiene desperdicio la humillante lista de serviles obligaciones que Einstein
impuso a su mujer Milena Maric, (el "Acoso Moral" p�g. 99). Curiosamente
hace poco se ha divulgado que Milena contribuy� por lo menos al 50%, en
la gestaci�n original de la "Teor�a de la Relatividad Restringida".
Algunas mujeres siempre se acoplan a los deseos del marido, aunque sean
contrarios a los suyos, por la creencia de que esto forma parte de un privilegio
masculino. Los agresores pueden jugar con la ventaja de este estereotipo
de rol de g�nero o "privilegio masculino", para controlar mejor a sus parejas.
Por ejemplo, �l puede forzar a su mujer a tener una relaci�n sexual por
la creencia de que es un derecho del marido "hacer uso del matrimonio" siempre
que �l quiera.
La violencia, una forma de control
La violencia es una forma efectiva de conseguir control sobre sus parejas,
en general, hay pocas consecuencias sociales negativas para esta conducta.
En las pel�culas el h�roe triunfa con medios violentos. Cuando la persona
carece de poder personal, capacidad de expresar sus necesidades, de poner
l�mites, de comunicar y percibir emociones, esa inseguridad le hace sentir
que pierde el control y lo tiene que recuperar con violencia.
"C�lera ciega", una excusa para no resolver el conflicto de otro modo:
No es infrecuente o�r o leer que un perpetrador mat� a su esposa porque
sufri� un "ataque de c�lera ciega" o que el acto fue justificado por tratarse
de un "crimen pasional." Esta terminolog�a implica que �l no pod�a realmente
hacer otra cosa; era impulsado por fuerzas m�s all� de su control.
Sin embargo muchas autoridades en el tema creen que los maltratadores no
est�n fuera de s�, ni han perdido el control, ni est�n locos o enfermos,
sino que han elegido ser violentos.
Si realmente se lo proponen los agresores pueden cambiar, pueden aprender
a ser asertivos, a contactar con sus emociones, a expresar sus necesidades,
a relajarse, a manejar y controlar su c�lera, a empatizar con la mujer y
aprender de ella, a cuestionar sus afirmaciones, a aceptar sus fallos y
no culpar a otros, a revisar sus tics sexistas, etc. Pero todo esto requiere
un esfuerzo y deciden que es m�s c�modo no cambiar y seguir negando la agresi�n.
La c�lera crea adicci�n
La explosi�n de c�lera es para el agresor un suced�neo del
poder. Los ataques peri�dicos a la v�ctima satisfacen la necesidad del agresor
de poder y control. Siente reforzada su autoimagen durante un tiempo, entonces
se puede permitir algunos gestos amables con la v�ctima. �sta se conf�a
y e intenta recuperar un trato de igualdad.
Pasada la "luna de miel" �l vuelve a inquietarse y a sentir que est� perdiendo
el control. Vuelve a estar tenso, se cree invadido por la v�ctima, siente
necesidad de castigarla de nuevo para sentirse poderoso. Cuando piensa que
ha vuelto a perder el control su "c�lera" vuelve a explotar y as� se siente
aliviado.
Suple una falta de poder personal con un abuso de poder sobre otra persona.
|