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Psicoanálisis y sexualidad: una introducción

Olga Fernández Quiroga, Psicóloga

Dedicado con cariño a Enriqueta Barranco, por haber incumplido mi promesa de enviarle una explicación detallada sobre el tema.

Hablar de sexualidad o, más concretamente, de cómo entiende el psicoanálisis la sexualidad femenina, casi siempre supone arriesgarse a dos acusaciones (al menos):

1. Que es un discurso falocentrista, es decir adjudica a lo masculino el dominio sobre lo femenino.
2. Que es heterocentrista: la hetererosexualidad es la norma, discriminando a la homosexualidad.

Quiero aprovechar el monográfico de MYS, para tomar el concepto de sexuación, de posición sexual, con la intención de explicar el porqué creo que la segunda es una acusación injusta.

Los ámbitos de discusión respecto a determinados discursos psicoanalíticos pueden ser muy diversos, desde los más técnicos entre feminismo y psicoanálisis hasta los más profanos provenientes de la vulgarización de la terminología psicoanalítica; desde las clásicas posiciones de las teorías feministas polarizadas entre constructivismo y biologicismo, o lo que es lo mismo, entre decir si la mujer se hace o nace, hasta las más postmodernas de las teorías queer, que intentan precisamente salir de este dualismo naturaleza-cultura.

Empecemos precisando que fue Freud quién sacó la sexualidad fuera de la naturaleza (sexualidad no es ni genitalidad, ni órganos sexuales ni acto sexual), sin ponerla, sin embargo, en la balanza de lo cultural. ¿Dónde la ponemos, pues?

Necesariamente hay que salir de esa lógica proposicional de los opuestos, homo-hetero por ejemplo, y explorar, pongamos por caso, la lógica modal.

Tomemos un ejemplo. La frase: “soy una mujer lista” dentro de la lógica proposicional nos situaría en los opuestos lista-tonta. La lógica modal, sin embargo, se preguntaría: ¿me conviene?, ¿me es útil?, ¿me lo paso bien siendo lista?, ¿deseo ser lista?...etc, etc.

Una vez situados aquí volvamos a la cuestión de la sexuación o posición sexual, con la ayuda de la relectura que el psicoanalista Jacques Lacan hace de la obra freudiana. ¿Qué hace él?: salir de los opuestos y pensar la homosexualidad como una posición que él llama del todo y del no todo, es decir no todo es fálico aunque hay función fálica para los dos sexos. ¿Qué significa este concepto? Pues que un hombre macho-macho, por ejemplo, totalmente identificado con las insignias de la masculinidad y contando que elija a una mujer como pareja, lo que ordinariamente consideraríamos una relación heterosexual, puede estar situado como homosexual si para él ese objeto (ella) es un reflejo de sí mismo, algo que le da brillo. Este mismo hombre eligiendo a una mujer como alteridad, como otro, estaría en una posición heterosexual.

Es decir, que tanto hombres como mujeres pueden elegir desde una posición fálica, con independencia de que esta elección sea del mismo o diferente sexo.

He aquí otra posible combinación (para rizar el rizo):

Sexo biológico Género Posición Sexual Subjetiva
Hombre Travesti Heterosexual: ama en otro hombre lo diferente

Podríamos seguir hablando del significante fálico, del Edipo y la castración, del organismo que se convierte en cuerpo por efecto del lenguaje, del goce, como criterio de verdad para todo sujeto humano, de las teorías sexuales infantiles, como teorías del goce y por tanto con categoría de verdades... pero para empezar ya es suficiente.

BIBLIOGRAFIA

BUTLER, J. El género en disputa. Editorial Ciudad 1990
FREUD, S.(1905): Tres ensayos para una teoría sexual. Obras completas Tomo IV. Biblioteca Nueva. Ciudad Año
FREUD, S. Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica .Obras Completas. Editorial Ciudad Año
LACAN, J. Sem XVII (1992). El reverso del psicoanálisis. Ed. Paidos. Barcelona. Año
MOREL, G. Ambigüedades sexuales: sexuación y psicosis. Ed. Manantial. Buenos Aires 2000.
TUBERT, S. La sexualidad femenina y su construcción imaginaria. Ediciones El Arquero. Ciudad Año

 

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