FIBROMIALGIA: EL DOLOR Y EL MALESTAR DE LAS MUJERES
<Esperanza
Águila, Carmen Valls Llobet, Cristina Domingo Gómez,
Malen Cirerol, Regina Bayo-Borrás, Daniela Aparicio, Asunción
González de Chavez, Fuensanta Muñoz de la Cruz, Gloria
Borrás Boneu, María Roldán>
El dolor
empezó a avanzar y a retroceder sin previo aviso. Se organizó
y se concentró en una bolsa de paredes dúctiles y
resistentes. A veces la bolsa se instalaba en el pecho. Reducida
y compacta, como un puño, empujaba el esternón apoyada
entre los tubos del esófago y la laringe, y provocaba en
la boca un ahogo amargo como de bilis. Otras veces la bolsa subía
hasta la garganta. Se palpaba bajo la piel, al colocar la mano en
el cuello, blanda y aplastada entre las cuerdas vocales. La presión
llegaba hasta los lagrimales y lehumedecía los ojos. Parecía
que la bolsa se iba a romper y sentía ya el gusto salado
delllanto mojarle la cara y inundarle la nariz. Pero al fin nada
de esto ocurría. Los gemidos contenidos secaban la boca cerrada
y el dolor descendía silencioso. Anidaba en el bazo o en
el hígado o en cualquier otro órgano caliente hasta
que volvía a avanzar.
Esperanza
Aguilar. Enfermera
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